Diferencias estructurales:
Tipo húmedo: mayor precisión a bajos caudales, pero propenso a la corrosión o acumulación de sedimentos debido al contacto directo con el agua.
Tipo seco: Contador aislado del agua, reduciendo los problemas de mantenimiento y calidad del agua, pero puede tener problemas de estabilidad a largo plazo.
Adaptabilidad al medio ambiente:
Tipo húmedo: Mejor para condiciones estables y climas suaves, no ideal para entornos industriales o extremos.
Tipo seco: muy adaptable, funciona bien en regiones frías o zonas con mala calidad del agua.
Consideraciones de costes:
Tipo húmedo: menor coste inicial debido a una estructura más simple.
Tipo seco: mayor coste general, pero potencialmente más rentable a largo plazo debido a menores costes de mantenimiento y mayor duración.
Seguridad:
Tipo seco: mejor impermeabilización y humedad, reduciendo los riesgos de fugas.
Tipo húmedo: mejor sellado, pero con riesgos potenciales para la seguridad en condiciones específicas.
Recomendaciones de aplicación:
Calidad del agua: se recomienda el tipo seco para sistemas de mala calidad del agua.
Factores geográficos y climáticos: Tipo seco adecuado para zonas con condiciones climáticas extremas o diferencias de temperatura.
Limitaciones presupuestarias: El tipo seco puede ser más rentable a largo plazo.
Ubicación de instalación: Tipo seco preferido en espacios de acceso limitado o de mantenimiento difícil.
Evaluar las necesidades específicas del proyecto para la elección correcta.